PISCINA CUBIERTA

FACULTAD INEF UGR GRANADA

La propuesta. Estrategias de actuación.

Desde un exhaustivo estudio del edificio existente, su implantación y las edificaciones del entorno, revisado desde la óptica de los nuevos usos y exigencias que se proponen, proponemos una actuación que consiga desde su implantación y funcionamiento, una plena integración en el Campus actual, desde una contundencia formal, una resolución de las exigencias programáticas y que en su cualidad material sea capaz de revitalizar el conglomerado interior de relaciones, circulaciones y edificios que componen la facultad.

Partimos de un entorno muy homogéneo. Una secuencia de edificios que encuentran en su materialidad y en su construcción un lugar común, una seña de identidad del conjunto de la facultad, de esta forma, el actual entramado de edificios se formalizan mediante ladrillo rojo y cubierta de chapa metálica lacada en rojo, todos ellos son de condición prismática, organizando entre ellas pequeñas plazas y recorridos a cubierto. En esta secuencia de edificios sólo aquellos que tienen un carácter singular, bien por escala, bien por identidad o por el programa llegan a formalizarse de manera distinta e incluso toman contacto con el borde exterior, apoyándose sobre el muro exterior y asomándose a la calle, formando una nueva fachada de la facultad hacia la calle, construyendo la imagen urbana de la facultad.

La demanda de superficie y dimensiones que el nuevo programa introduce sobre el solar planteado, requieren una ampliación del perímetro que ocupa el edificio actual de la piscina.

Unas piscinas cubiertas requieren de un contenedor de grandes luces que garantice las condiciones de iluminación y aislamiento requeridas. La coincidencia del programa solicitado de piscinas con otro programa mas específico y de menor escala (vestuarios, gimnasio, administración, aulas, laboratorios…), nos hacen plantear un edificio horizontal y prismático, capaz de conciliar las demandas de escala y grandes luces de la piscina en su lado Este con unas distribución mas menuda pero con unos contactos muy exactos con el edificio “D” en su extremo Oeste.

Dos edificios en uno.

Una única piel, un único contenedor da respuesta a dos edificios, de un lado, las piscinas, de otro lado un edificio de menor escala y mayor compartimentación, que organiza los contactos con el edificio anexo y las circulaciones interiores. En su manifestación exterior, el edificio muta, pliega sobre si, la construcción moldea un límite entre el interior y el exterior. En la frontera se definen los espacios intermedios, espacios externos que se hallan envueltos por los internos y que definen el edificio hacia la plaza de la cafetería y en sus contactos con el edificio “D”.

La orientación del solar y las necesidades tanto de iluminar cenitalmente la piscina (buscando una luz difusa y uniforme del Norte) así como la preocupación por integrar las placas solares en el diseño de la cubierta, nos hace plantear, en la zona de las piscinas, una sección continua que envolviendo las gradas, pliega produciendo un plano a 45º y orientación sur que integra los colectores solares y que al producir dicho pliegue, genera una entrada de luz uniforme a norte, de este modo, organizamos cuatro lucernarios lineales que se integran en un sistema de bandas completados por una cubierta vegetal que supone un “jardín” desde la mirada de los edificios anexos. La cubierta se completa en el lado oeste del edificio, con una azotea transitable, continuidad del vestíbulo de la planta de departamentos del edificio “D”, estableciendo en esta planta un vínculo entre ambos edificios y generando un espacio público “controlado” a una cota mayor.

La piel del edificio.

El agua es un recurso fundamental para la vida, para el crecimiento económico y para el desarrollo humano.

El recurso hídrico trae bienestar a las personas, es el elemento principal para asegurar el buen funcionamiento del cuerpo humano y para garantizar la higiene personal y del ambiente en general. En el organismo, el agua mantiene el equilibrio isotónico del metabolismo, conforma órganos, huesos y músculos.

En total, el agua compone un 60 % del organismo de los adultos y un 77% de los recién nacidos.

La natación es uno de los deportes que pueden practicar la mayoría de las personas sin tener en cuenta la edad ya que dentro del agua se tiene un bajo impacto sobre las distintas partes de nuestro cuerpo, reduciendo al máximo la tensión de los huesos y las articulaciones. Un claro ejemplo está en la carrera, cuya práctica tiene un fuerte impacto sobre las articulaciones, especialmente el los tobillos y las rodillas debido a nuestro propio peso y la fuerza de la gravedad. Sin embargo, dentro del agua esto no sucede ya que la gravedad es distinta.

Al contrario de lo que algunas personas creen, la natación puede ser practicada de muchas formas diferentes y adaptarse a las necesidades individuales de cada persona. Esto se puede ver ya en casi todas las piscinas con la realización de nuevas actividades dirigidas por profesionales, muy diferentes a los clásicos cursos de aprendizaje. Un ejemplo de ello son los cursos para bebés, mujeres embarazadas, personas mayores, etc. Además, en los últimos años la variedad en el tipo de ejercicio se está ampliando con actividades terapéuticas, por ejemplo, para la compensación de desviaciones la columna vertebral (hiperlordósis, hipersifósis, escoliósis, hernias discales, etc), o enfermedades cardiacas, circulatorias, artrosis, artritis y obesidad.

El volumen de la piscina es, a un tiempo “caja” y “frente”, “objeto” y “fachada”, y ante este matiz, esta diferencia, la repetición seriada y autónoma de la envolvente, ya no sólo se percibe como la superficie que define y encierra un volumen, sino, también como la superficie plana y frontal hacia la que uno se aproxima.

La situación del volumen de la piscina se convierte, en frente y fachada, perdiendo su condición de volumen autónomo de pabellón, de contenedor exento. La vocación exenta del volumen de la piscina, se refleja en su piel, justificando su generación repetitiva, seriada y uniforme. Sin embargo, su ubicación, maclada con las construcciones existentes, introduce una interferencia en la lógica inicial. El volumen pierde su autonomía, su condición de objeto exento. Obligada a concentrar sobre si misma todas las miradas, la piel envolvente se convierte en superficie plana, en fachada de una estructura mayor capaz de imponer una direccionalidad y una frontalidad no deseada.

 Agua y deporte quedan intrínsecamente unidas en unas piscinas deportivas, es por ello quel diseño de la piel se plantee desde estos conceptos.

Planteamos una piel continua, tersa y brillante, con una modulación regular que introduzca un orden, seriación y repetición en los parámetros constructivos. Sobre una modulación base de la piel, introducimos un primer esquema basado en la parametrización de una textura que procede de una imagen de un nadador, de un paisaje figurativo (imagen-fotografía), construimos un paisaje artificial. Sobre este primer paisaje artificial el pixelazo da lugar a pequeñas rugosidades (gotas de agua) en la piel que suponen una abstracción de procesos naturales como la condensación, y que quedan integrados en la configuración de la piel, produciendo hacia el interior pequeñas aberturas o diferentes grados de transparencia.

La propuesta. Soluciones al programa, diseño y funcionamiento.

 Como se ha expuesto anteriormente, un único contenedor da respuesta a dos edificios, de un lado, las piscinas, de otro lado un edificio de menor escala y mayor compartimentación, que organiza los contactos con el edificio anexo y las circulaciones interiores. La contundencia geométrica encuentra sus matices en la formalización del programa más menudo y se muestra más rotundo al contener las piscinas. En su manifestación exterior, el edificio muta, pliega sobre si, la construcción moldea un límite entre el interior y el exterior.

 Uno de estos pliegues, genera, en la esquina sur-oeste del edificio un espacio a cubierto de acceso al edificio a cota desde la calle lateral y antes de descender a la cota de la placeta de la cafetería. Este espacio a cubierto tiene continuidad con el espacio más público del edificio, un amplio vestíbulo donde se ubica el mostrador de recepción y que organiza mediante un único acceso el control de las distintas circulaciones: deportistas, trabajadores, profesorado, público ect…, tienen acceso desde esté vestíbulo y controlado mediante el puesto de control, las escaleras y ascensor que conducen, bien hacia la planta semisótano (gimnasio e instalaciones), bien hacia la planta primera (gradas o planta de despachos), asimismo tienen acceso desde el vestíbulo los distintos vestuarios, los aseos públicos, la enfermería, la sala de control, un espacio docente y un acceso directo a las piscinas para el personal.

 Las piscinas se organizan linealmente, respondiendo a lo solicitado en el programa, el espacio bajo las gradas se utiliza para almacenes de material deportivo e instalaciones y para generar un espacio de ampliación de la playa de la piscina en relación directa con el exterior y con el acceso a la facultad, de manera que la actividad física que se produzca en la piscina revierta hacia el exterior y se presente de una manera atractiva hacia los propios miembros de la facultad.

La planta semisótano, aprovecha el desnivel existente entre la calle lateral y la placeta de la cafetería para iluminar y ventilar el lateral oeste del edificio, implantando de este modo el gimnasio y una extensión de uso polivalente que bien podría ser un aula, bien una ampliación del mismo gimnasio, se completa el programa con unos vestuarios complementarios y un paquete de aseos y almacenes. Existe un acceso directo con el ámbito de instalaciones que quedan ubicados en el perímetro de los vasos de las piscinas y que tienen un acceso para carga y descarga mediante una rampa con acceso directo a la calle. La propia rampa genera una fachada “extra” a la planta sótano, donde pueden abrir aquellos espacios de instalaciones que requieran una ventilación directa.

 Desde el vestíbulo en planta baja, se tiene acceso controlado al núcleo de escaleras y ascensor que conduce a planta primera. En esta planta, dicho núcleo queda independizado mediante un vestíbulo previo, de modo que permita la posibilidad de segregar las circulaciones de público que se dirijan al graderío con las propias universitarias. Desde el vestíbulo del edificio “D”, se produce una conexión con la ampliación que da cabida al programa solicitado: 5 despachos, laboratorio, aula para 60 alumnos, almacenes y aseos, todo ello con fachada al exterior en el nuevo edificio.

 La cubierta se completa en el lado oeste del edificio, con una azotea transitable, continuidad del vestíbulo de la planta de departamentos del edificio “D”, estableciendo en esta planta un vínculo entre ambos edificios y generando un espacio público “controlado” a una cota mayor.